El papel de los faros antiniebla consiste en aumentar la iluminación de corto alcance de la parte delantera de su vehículo en casos de inclemencias meteorológicas. Estas luces no son obligatorias y su uso está exclusivamente autorizado en caso de bruma, niebla o de precipitaciones abundantes en forma de lluvia o de nieve. Sus bombillas halógenas mejoran también su visibilidad ante el resto de los usuarios. A menudo se montan por separado, si bien existen algunos modelos que las llevan integradas en el conjunto de la óptica de los faros principales. Es muy importante cuidar de que estén correctamente ajustadas. Un haz orientado demasiado hacia arriba se reflejará, de manera inevitable, sobre las gotitas que forman la niebla, provocando un fenómeno de autodeslumbramiento.